jueves, 15 de noviembre de 2012

¿Huelga de estudiantes?

Bueno, parece ser que este pasado 14 de noviembre (a casi una semana de mi cumpleaños) se celebró en España una huelga general. Esta huelga general, convocada por los sindicatos, vendrían a significar las protestas de la gente hacia el gobierno, los ricos, el sistema financiero y la cancelación de verano azul, todo en un torbellino de furia, piedras, porras y sangre. Se ha hecho hincapié en lo típico, brutalidad policial, demasiada gente para tan poco policía, grupos radicales violentos, etc. (también un poco lo típico, no me sorprende). Entonces, mientras estaba yo inocentemente viendo el telediario vespertino (sí, el de la noche) me llegó a la cabeza una pregunta, rauda y veloz como Perdigón: ¿de qué sirven las huelgas de estudiantes? Y a partir de aquí es cuando me sumerjo en mi espiral de pensamientos y locuras poco cuerdas (vamos, que estoy como una puta cabra). Y aquí estoy, intentando organizar estas ideas escribiéndolas.

En primera instancia, vamos a definir (con vamos me refiero a voy, plural mayestático, ya sabéis...) el concepto de huelga. Una huelga no es más que el cese de la actividad laboral cotidiana de uno o varios sectores con el fin de realizar algún tipo de protesta o reivindicación. Hasta aquí bien, ya hemos (he, plural mayestático) determinado que soy un puto diccionario andante (porque yo lo valgo). Básicamente todas las huelgas (sí, estoy generalizando, ¿qué pasa?) conllevan una serie de manifestaciones que se desarrollan durante la jornada de la misma. Así pues, la huelga en sí no es prácticamente nada, simplemente un derecho por el que puedes manifestarte si quieres junto a tus compañeros de gremio. Todos estamos de acuerdo que hacer huelga y luego quedarse en casa durmiendo es un gilipollez, algo más estúpido que llevar una estrella de David tatuada en una reunión con Hitler (aunque hay que reconocer que gilipollas siempre han sobrado en España). Es más, aunque hacer huelga es un derecho constitucional, te descuenta una parte proporcional de la nómina; lo único que no puede hacer un empresario con sus empleados cuando hay una huelga convocada es despedirlos por haber faltado ése día (he dicho que no pueden hacerlo, no que no lo hagan). Bueno, después de todo este maldito rollo creo que ha quedado definido el concepto de huelga: faltas al trabajo, te manifiestas y te pegan con la porra. Es casi una tradición muy española (y mediterránea en general).

Pero, ¿y qué pasa con los estudiantes? Esos entes que viven felices, sin preocupaciones más que las de comerse la merienda viendo la tele o intentar marcar muchos goles en el recreo, ¿qué sistema de huelga emplean? La solución racional y lógica es que hubiese un departamento regulador de huelgas en estudiantes, que ofreciese unos espacios en los que los menores puedan manifestarse sin riesgos innecesarios, simplemente para cubrir el expediente (seamos realistas, ni al más cándido de los pedagogos le importa una mierda la opinión que tengan unos mocosos de no más de 15 años, sólo son vehículos que llevan al exterior los mismos ideales que sus padres). Técnicamente los alumnos más pequeños no tienen derecho a huelga, pero se lo saltan a la torera a la que pueden. De hecho es probable que el grueso de los manifestantes del sindicato de estudiantes no supere de media los 14 años, edad bonita, pero no para meterse en semejantes follones. Entonces ya tenemos (bueno, vale, tengo, el puto plural mayestático) un primer problema: los estudiantes que tienen prohibido hacer huelga hacen huelga (esto es España, lo raro es que cumpliesen alguna ley). Siguiente punto, que no tengo todo el día.

El 95% de los estudiantes menores de 16 años y el 75% de los estudiantes menores de 18 son entre estúpidos y gilipollas, con graves síntomas de borreguismo. Estamos en una sociedad donde no te enseñan a aprender, por lo que no aprendes a pensar. Para comenzar, la mayoría de padres no son conscientes de la capacidad de influenciamiento que pueden ejercer sobre sus hijos, que son esponjas de absolutamente TODO. Unos padres racistas suelen tener hijos racistas, unos padres ladrones suelen tener hijos ladrones, y unos padres inteligentes no tienen hijos. En muchos casos, pero, los hijos se rebotan y adoptan la posición contraria a la de sus padres. Pasa bastante, y aunque no se vea tanto, también es un claro determinismo. En definitiva, unos padres inconscientes destruirán la mente de sus hijos construyendo allí las bases de sus razonamientos. No obstante y por suerte hay un pequeño porcentaje de progenitores que realmente saben cómo educar, intentando no influenciar a sus hijos pero ofreciéndoles unos fuertes vínculos de unión. Son esos padres con los que no te da reparo hablar, te gusta discutir con ellos de cualquier cosa y, en definitiva, se estable una convivencia intelectual mutua muy importante pero que sólo se ve con el paso de los años. Así pues, y retomando el tema de nuevo, para una huelga hace falta tener conocimientos y capacidad de decisión para saber si quieres declararte en huelga o no, en qué te afecta, qué otras posibilidades tienes... ¿Pero un niño qué va a saber, si la única decisión que tiene que tomar es que si prefiere la PS3 o la XBOX360? Hay dos posibles soluciones: eliminar la infancia mundialmente y comenzar desde recién nacidos a enseñarles a decirdir y ser totalmente autónomos o abolir el derecho a huelga de los estudiantes (ambas soluciones muy estúpidas, no sé si ve la ironía). Conclusión a la que llegamos (llego, me cago en la puta, PLURAL MAYESTÁTICO): la huelga de estudiantes ya es, en sí, un despropósito.

Vale, bien, que los estudiantes hagan huelga sin hacer caso de los límites que se les imponen, no pasa nada (estamos demasiado acostumbrados a que todo Dios se salte las normas). En el momento en el que un estudiante está haciendo huelga, abandona su puesto de trabajo (su pupitre), de forma que los centros escolares ya no se responsabilizan de nada de lo que le pase (como si lo atropella un conejo radiactivo). ¿Quién se responsabiliza, entonces? Evidentemente no va a ser ni Mel Gibson ni la madre que me parió. Cada cual que se encargue de sus hijos (quien los tenga, claro, el resto que se dedique a la cría de tamagochis). El problema es que vivimos en España (básicamente ese es el problema de casi todo lo que nos pasa) y algunos padres (que no la mayoría) prefieren vivir en su mundo de arco iris y drogas duras antes que vigilar a su retoño, que ni corto ni perezoso se mete en una pedazo de manifestación que ríete tú de Tian'anmen. Está el pobre y desvalido crío rodeado de gente gritando y sacudiendo pancartas con eslóganes cada vez más ingeniosos, hasta que llega la policía y reparte hostia fina al que la pida. Son funcionarios sin derecho a huelga, así que no están como para que les toquen los esféricos; si hay 100000 personas, no van a ir seleccionando a quién pegan y a quién no, más que nada porque no pueden ni ver con las piedras, huevos y/o monedas de 1 cént. (que joden un rato) que les tiran los amables manifestantes (que tampoco son una mayoría las jaurías violentas de alimañas unineuronales). Y si hay un niño en medio de la trayectoria de una porra con su respectivo manifestante, pues mala suerte. Y no hay excusa que valga. Así pues, tercer punto despejado, los policías no están para acompañar a los niños hasta la vera de sus padres en medio de una manifestación.

Hay algunos padres de hijos agredidos en una manifestación que se excusan diciendo: "Yo sólo paseaba por aquí y un policía hijo de Guadalupe a pegado a mi hijito del alma" o "no hay un respeto por parte de los policías, no deberían pegar a nadie", etc. Esos padres son gilipollas, pero no gilipollas normales, no, si no gilipollas a lo grande, de los que necesitas muchos golpes en la cabeza para entenderlos (y si se ofende alguien, pues que se joda). ¿Qué perturbado mental se lleva a sus hijos de paseo a una manifestación extremadamente multitudinaria y en día de huelga general? ¿Qué esperan, que salgan los reyes magos de entre la muchedumbre y les tiren caramelos? En serio, no lo entiendo. Si vas en coche, puedes estrellarte; si vas al polo norte, puedes pasar frío; si vas a Alemania, puede que te hagan trabajar de limpia-mierdas; y si vas a una manifestación, puedes llevarte una hostieja rica. Pero rica rica. Deliciosa. De las que luego se te repiten. En serio, estoy por abrir un grupo en Facebook: "Padres que se escandalizan cuando sus hijos se van de botellón pero luego los llevan a las manifestaciones a pasar la tarde". En definitiva, si algún menor, sea cual sea su edad, es agredido en una manifestación, toda la responsabilidad recae en los padres, y punto, Y si hace falta, se va a juicio a revisar la custodia (siempre y cuando no haya ensañamiento por parte de los antidisturbios).

Resumiendo todo esto un poco, que ya se ha hecho demasiado tarde: las huelgas, como casi todo en esta vida, están hechas para adultos (yo entiendo a un adulto como una persona con capacidad de razonar por sí sola, independientemente de la edad, aunque eso no se ajuste para nada a la definición real). Si un estudiante decide ir, es responsabilidad de sus padres (o del centro si se ha escapado de allí). Así pues, las huelgas de estudiantes sólo tienen un propósito: conducir a los de mente más débil (borregos todos) a engrosar los resultados estadísticos de las manifestaciones. Y si no, mirad los sindicatos, lo que fomentan las huelgas en las escuelas e institutos. Subnormales todos, desde luego. Y, por favor, pensad un poco antes de manifestaros, estructuraos las ideas y visualizad bien el enemigo común, que luego siempre es lo mismo.

PD: Al decir estudiantes me he querido referir en todo momento mayoritariamente a estudiantes menores de edad de primaria y secundaria. Ya sé que los universitarios también son estudiantes, pero cuando escribes algo así a las 2 de la mañana no puede estar en todo.