domingo, 4 de junio de 2017

Imprimiendo una mente

Bueno, vamos a ver. ¿Cuál es el proposito de este blog? No pretendo crear contenido de calidad, no pretendo que nadie lo lea, no pretendo que deposite ningún mensaje en ninguna mente. ¿Entonces?

Es muy sencillo: dentro de mi cabeza, en mi hermosa materia gris hay una mente. Esa mente está viva (y soy yo), y hace cosas. Concretamente, piensa. Razona. Divaga. Relaciona conceptos. Aplica la lógica. En definitiva; funciona.

Toda la realidad pasa por este filtro de mi mente para convertirse en mi realidad. Me enseña el cómo veo yo el mundo, el cómo soy capaz de relacionarme con mi entorno. Y no, no estoy hablando de meros asuntos fisiológicos.

Mi cuerpo me ayuda a moverme por el entorno físico, por el tiempo y el espacio. Pero mi mente... mi mente va a la deriva a través de un enorme mar lleno de todo un poco, donde existe otros millones de seres pensantes, y donde la vida es distinta.

Retomando pues la pregunta inicial, ¿para qué sirve este blog? Pues es sencillo: me sirve para vomitar todo lo que esté pasando ese momento por mi mente, en un intento de recopilar ideas, pensamientos, puntos de vista, formas de ver el mundo. El problema que me encuentro ante tal atrocidad es que no hay un orden. No organizo por temas, por etiquetas, ni siquiera por fechas. Simplemente escribo lo que me apetezca en ese momento. Y ni siquiera mediante una redacción impoluta. Sólo me preocupo ligeramente de la gramática y ale, a pastar. Es como abrir un agujero en un globo de agua y quedarse con algunas de las cosas que salen de ese agujero.

Pero bueno, que desvaría. ¿Y si organizara mi mente de alguna manera? ¿Y si pusiera de manifiesto todo lo que soy en un documento? ¿Se puede hacer?

No lo sé.