jueves, 12 de marzo de 2015

Sin pisar el aula

Bueno, como muchos ya sabréis, estoy en una carrera. Una universitaria, concretamente. Las otras no me gustan. Las de correr, digo. Yo sólo conozco una forma de correr, y no es precisamente de la que se hace en chándal. Pero bueno, resumiendo, que estoy estudiando en la universidad.

Bien, pues, el otro día me puse a reflexionar seriamente: ¿realmente hace falta ir a clase para aprender y aprobar? La respuesta es NO. Realmente no es necesario en absoluto, puedes quedarte tranquilamente en casa mientras tus compañeros se tragan una estúpida clase que durará de una a tres horas. Además, tengo internet, es decir, acceso al conocimiento absoluto desde mi habitación. Todo muy cómodo, desde luego, y ante cualquier duda que me pueda surgir tengo al profesor en su despacho esperándome. Claro, yo pago una matrícula para tener el derecho a asistir a clase, no la obligación...

En fin, cualquiera diría que este razonamiento no es más que una burda excusa para no tener cargo de conciencia por faltar a clase; a ver, razón no les falta, no voy tampoco a mentir ahora. Pero bueno, es una bonita reflexión de la vida, creo yo. Ale, a pastar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario