martes, 4 de septiembre de 2012

Vacaciones entre olivos (Flashback veraniego) | Parte 2/2

Bueno, será mejor continuar con la enumeración de calamidades que hicieron mi estancia en la casa de campo de mi tía mucho más agradable (tanta ironía junta no creo que sea buena).

Muchos pensaréis que pasar diez días en el mismo sitio sin poder salir es bastante incómodo. Pero adivinad qué lo hace todo aún más incómodo: exacto, una descarada falta de higiene. No somos cavernícolas, evidentemente, había cepillo de dientes, peines, colonias, desodorantes... lo único que faltaba era una ducha. Sí, como lo escribo, no había ducha; bueno, en realidad sí que había, pero es de las que suele haber en los campings, de color verde feo y con el agua a chorro y fría. Y, como no, en el exterior. Ducharse cada día detrás de la casa en medio de un huerto, en bañador y a la vista de todo el mundo no es agradable. La verdad es que no me enorgullezco, pero tuve que racionalizar mis ratos de higiene y aseo personal y no pude ducharme cada día. Todo esto en pleno agosto, claro, sólo hay que imaginarse la transpiración producida. Los niveles de toxicidad del aire llegaron a límites insospechados, creedme. Así pues, será mejor dar un voto negativo al apartado de la higiene.

Otra cosa que tiene el verano es que alarga los días cosa mala. Las horas se hacen eternas mientras tú entras en un estado vegetativo en el sillón, simplemente observando lo que pasa alrededor. Muy deprimente todo, claro que sí. Normalmente en mi casa tengo muchas cosas con las que entretenerme, empezando con los amigos, una buena conexión a internet, una televisión en mi habitación para mí solo... La lista es larga, lo que supone unos niveles de entretenimiento en verano aceptables, desde que me levanto hasta que me quedo dormido en mi cama. Bien, pues olvidad todo eso, en el sitio del que os hablo (no, no es el cielo, hablo de la parcela de mi tía) no había prácticamente nada de eso. Evidentemente estaba lejos de mis amigos, así que nada más llegar ya descarté la posibilidad de salir de noche a alguna fiesta improvisada como de costumbre. La conexión a internet también desmejoró mucho, demasiado para mi gusto, así que como mucho me entretenía leyendo algunos artículos de la Wikipedia (sí, lo sé, pasé mucho miedo). Por otro lado, la falta de internet dio rienda suelta a mi imaginación, por lo que me enganché de mala manera a juegos como "Portal" o "Los Sims 3", e incluso inicié una novela (la tercera que tengo empezada, me voy superando día a día). Siguiendo con el tema del entretenimiento electrónico, he de decir que tampoco disponía de una televisión para mí solo. La mitad de teles para el doble de gente; absolutamente descorazonador. Suerte que pude refugiarme en mi portátil. En efecto, me pasé cerca de diez horas diarias encerrado delante de mi PC durante los diez días de vacaciones. Evidentemente, todo ello se merece una valoración muy negativa.

Vale, ya he repasado así por encima todos los aspectos que han influenciado en mi estancia en casa de mi tía, y el resultado ha acabado siendo negativo. Eso es malo, pero me consuela saber que ya estoy en casa, dispuesto a comenzar otro "nuevo" curso (no sabría decir qué es peor, desde luego). Al menos he conseguido recuperar mi preciada rutina, que es lo más importante. Y si me disculpáis, creo que necesito estar solo, que recordar estos diez días perdidos en medio del verano deprime a cualquiera.

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